Del Tamaño del Obelisco

Cuando me enteré de que mi novio me cagaba desde hacia un año con una mina, como es lógico, llamé a mis amigas para que me ayudaran a transitar ese momento que cada vez se me hacia más doloroso. Fueron llegando de a una, decididas a acompañarme en esa noche.

Les cuento con el corazón roto y la cara hecha pedazos después de llorar durante todo el día que lo había visto besándose con una mina, que corrí desesperada y le revise el mail, el face y toda la casa, porque obvio después de 5 años de noviazgo yo tengo las llaves de su casa, y que para mi sorpresa me encontré con un montón de pruebas que no sólo lo incriminan sino que me dan la delantera para poder matarlo y salir impune.

       -El muy hijo de puta viene saliendo desde hace más de un año con una mina. Les digo a mis amigas, entre sollozos  y mocos. Pueden creer que me caga con una compañera de trabajo. Con Carolina!!!

-        ¿Pero esa no es la que te bardea en el laburo?, me recuerda la Lili.

-         Sí, de terror. No sólo se estaba cogiendo a mi novio sino que encima me hacia la vida imposible. 

Mis amigas me miran sin saber qué decir, Claudia se acerca y me abraza. Lloro desconsoladamente como si fuera una nena a la que le sacaron un caramelo de la boca.

-         ¡Yo siempre pensé que ese hijo de puta algún día te iba a cagar! Grita Vero desde la cocina mientras termina de cargar el agua para el mate. Yo sabía, yo sabía!. 

Las miro confundida, aturdida.

-         Y qué querés con la cara que tiene, agrega Claudia mientras se separa de mí y me sonríe. Vos no te tenés que preocupar, ahora tenés que pensar en vos, en tus cosas.

¿Mis cosas?, pienso para mis adentros, ¿cuáles son mis cosas en este momento en el que se me acaba de correr el eje de la tierra y estoy culo al norte, con el sol quemando y sin bronceador?

-         Sí, tiene que pensar en ella acota Lili, si al final son todos los hombres unos hijos de puta, que en lo  único que piensan es en cogerse minas, las boludas somos nosotras que les andamos atrás, que los esperamos con la comida preparada, la cama tendida y el baño limpio. 

Me sorprende escuchar esto de la boca de Lili, que hable con tanta soltura de la hijaputez ajena, cuando ella desde hace 2 años tiene una relación paralela y que, hace un mes estábamos todas alambrando con el meo de Lili en una mano y con el test de embarazo en la otra, para ver si no le venía porque tenía simplemente un atraso o porque en la pancita tenia un pibe que por supuesto no sabría a quién, si al marido o al amante, adjudicárselo. De todas maneras, pensar en estas cosas no me ayudaba, de última la infidelidad de mi amiga no justificaba la de mi novio o ex novio, otra vez rompo en llanto.

          -Ahora, decime Cami, ¿vos nunca intuiste nada? Me dice Vero agarrándome la mano y mirándome a los ojos. Porque viste que las mujeres tenemos como un sexto sentido para estas cosas, igual ustedes últimamente no venían bien.

Claudia salta de la silla como un resorte:

          - Eso no lo justifica, Vero.

          - No, obvio Claudia, pero voy a que por ahí una se hace la boluda y no quiere ver, no quiere ver y cuando ve querida… quiere arrancarse los ojos como Edipo.

          - ¡Que tiene que ver Edipo con todo esto! ya salís con la psicología, sos de terror.

          - No es psicología, Claudia, es sentido común.

          - Sentido común es confiar en la persona que tenemos al lado.

          - Hoy no podes confiar ni en tu sombra, ¿no es cierto Lili?

Lili asiente con la cabeza como para decir algo pero se mantiene callada porque ya había sido bastante con el discurso feminista que había desplegado hacía un rato.

-         Comé algo amiga, me dice Claudia. Acercándome un pedazo de pizza.

-         No tengo hambre.

-         Bueno pero algo tenés que comer, porque ya te fumaste como un atado y medio y seguro que no comiste nada en todo el día.

Mientras intentaba que la porción de pizza se mezclara con la saliva entabacada que tenia en la boca, y poco a poco se transformara en un bolo alimenticio que me ayudara a correr el nudo que tenia en la mitad del estómago, pensé en que después de todo no había sido una buena idea llamar a las chicas, ahora estaban hablando entre ellas de la cara de perverso de mi novio y de las veces que ellas estuvieron a punto de decirme que no era un hombre para mi, que era un guacho, pero que no se animaban porque me veían tan enamorada que no querían romperme la ilusión.

Fue un momento terrible, no sólo me sentía una boluda porque tener dos cuernos del tamaño del Obelisco sino porque encima mis amigas, sí, mis amigas, habían estado todos estos años pensando que yo era un boluda por estar con un tipo como “ese”. Cuando me levante ni se dieron cuenta, porque ya estaban peleándose entre ellas tratando de decidir quién ganaba el primer puesto en la olimpíada, “Yo me di cuenta primero que el novio de Cami era una mierda”, antes de irme a la cama pase por el baño, vomite la media porción de pizza que había comido, que como era de esperar su recorrido natural fue detenido por el nudo del estómago que, contrariamente a lo que esperaba, se hacía cada vez más grande.