IMAGEN FULGURANTE

Si hiciera una encuesta de todos los que fuman en esta ciudad, seguramente diría que 1 de cada 3 personas abrazan el vicio de llevar a su boca un cigarrillo. Ahora, es fija, en este momento en el que tengo un cigarrillo en la mano y nada con que prenderlo, parece que todo los mortales se hubiese dedicado a la vida sana, la puta madre, camino una, dos, tres cuadras y nada, ¡nadie fuma carajo!! Y tampoco hay un quiosco abierto, estoy en pleno centro.

Miro a la decena de personas que me cruzo por metro que avanzo, los escudriño con la mirada, primero las manos para ver si tiene un pucho, después la cara para ver si les veo algún  rasgo de fumador y nada. Encima en ese momento me viene la misma idea conservadora… ves, deberías dejar de fumar… me arrasa la ansiedad, casi me choca un auto por mirar a una mina que empieza a sacar algo de la cartera, me palpita el corazón como si acabara de ver al mimo Brad Pitt bronceado y en sunga pero…podes creer que la mina saca una barrita de cereal, odio esta vida Light!!! 

Por suerte justo en el momento en que creo que voy a entrar en un ataque de abstinencia oral, veo la imagen fulgurante del tabaco quemándose, del humo ahogándose en los pulmones de un ejecutivo gordo y decrépito, me acerco lo miro como si por fin la vida volviera a sonreír y le pido fuego.

Enciendo el cigarrillo, mi alrededor se acomoda, vuelvo a escuchar los sonidos, a ver lo que esta escrito en los carteles, y me digo, no podes estar tan viciosa. Pienso otra vez en que tengo que dejar de fumar, pero lo pienso más aliviada, con la mente despejada, y con la tranquilidad que me da sentir como poco a poco mis dedos se impregnan del asqueroso néctar de la nicotina, ahora, a mi alrededor, todos parecen fumar, que ironía.